ADVENITUS REDEMPTORIS. "y EL VERBO de hizo carne y habitó entre nosotros..." Jn 1, 14.
Lunes I de Adviento: El poder de la FE EN DIOS.
Del santo Evangelio según san Mateo: 8, 5-13.
En estos tiempos modernos y complicados en que vivimos, en los que reinan; el caos, la miseria, la pobreza, la indiferencia, todo es subjetivo, el libertinaje, las mentes perversas que quieren acabar con la familia, la moral, el derecho a la vida desde la concepción, hasta la muerte natural, así las cosas.
La gente que vive estos abusos busca algo o alguien del cual obtener lo que necesita para salir adelante. Y claro, los medios de comunicación que en su mayoría promueven esto, porque ganan mucho dinero haciéndolo, te dicen: "no salgas de tu casa si no has leído o escuchado tu horóscopo", "te voy a leer el tarot", "has este ritual para tener salud, dinero y amor", "decreta lo que quieres y se te concederá", "visita las pirámides y te cargarás de energía", "sana tu alma y tu espíritu con este curso de angeleologia", "ten fe en ti mismo y saldrás adelante", y agrega las que tu ya sabes, ante esto, estamos propensos a vivir en la superficialidad, con la fe puesta en algo sin valor, sin fundamentos, de tal manera que cuando lo necesitaste tu fe no te salvó.
Estas propuestas de dioses falsos, están diseñadas para ser llamativas, estruendosas, escandalosas y no debes trabajar mucho para conseguirlas. y yo te pregunto a ti Cristiano Católico, ¿dónde quedó el Verdadero Dios por quien se vive?, ¿Porqué te olvidaste de esa frase tan bonita del Padre Nuestro: "hágase tu voluntad"?
En el evangelio de hoy, un Centurión, es decir, un soldado de alto rango del ejercito que ni siquiera era judío, se encuentra con Cristo, y le muestra su fe, es decir, su confianza, al decirle que no es necesario que lo acompañe para curar a su criado, sino que con solo decirlo, así se hará.
En conclusión, podríamos decir que Dios nos AMA a ti y a mi y siempre esta dispuesto a recibirnos como al hijo pródigo, solo hace falta que nosotros tengamos Fe en Él y que le permitamos ser nuestro Dios, entonces descubriremos sus maravillas.
María, Madre de Gracia
Madre de Misericordia,
en la vida y en la muerte
ampáranos gran Señora.
Amén.