TRIDUO SACRO. JUEVES. El PAN DE VIDA ETERNA, preso en el Sagrario.
Eso de que el "destino" de tu camino ya esta trazado, es una irrealidad, tanto así que ni siquiera se cumplió en la vida de Cristo, por ejemplo: su Madre le pidió un milagro cuando "no era su tiempo" y se lo cumplió, y otro pasaje que recuerdo es el de hoy: La última Cena, en la que no estaba escrito que Cristo se quedara en el pan y el vino consagrados, y que mandara: "hagan esto en conmemoración mía".
Esto no estaba marcado por el "destino", por lo tanto, creer en el destino es creer que hay un camino y una meta a la que llegarás. Pues de esta manera piensan los ateos: No van más allá de esta vida, mueren y todo se acabó. En cambio, tú, como Cristiano, debes tener fe, para que esta fe te mantenga en la esperanza por trascender, es decir, ir más allá de este cuerpo, tiempo y espacio. Como cristiano no puedes decir que tu "destino" es la santidad, porque tu santidad, afortunadamente, no depende de ti, sino de la misericordia, del gran amor de Cristo.
En esta última cena, es tan desbordado el amor que Cristo por la humanidad, que Juan el evangelista escribe: "los amó hasta el extremo" y es que el propio evangelista fue testigo de cómo Cristo, se ofreció verdaderamente en la cena. Tan al extremo que después de La Santa Cena, al lavar sus pies, les dio ejemplo de amor y servicio, es decir, que tu; que te confiesas frecuentemente y que vas a Misa y Comulgas todos los domingos; si tu comunión es genuina, entonces Cristo vive en ti, y si Cristo vive en ti, entonces tú también deberías ofrecerte en comunión al prójimo, es decir, ser ostia viva. De lo contrario, solo eres un traga hostias.
Por otra parte, suponiendo que tu estuvieras acostumbrado a comer pizza hawaiana porque es lo que te encanta comer, y un día te ofrecen atún y tu lo rechazas porque dices: "Creo que no me va a gustar" e inclusive te insisten pero tu te niegas siquiera a probarlo. Entonces, ¿Cómo te darás cuenta que te estás privando de comer un manjar, algo verdaderamente delicioso?. Lo mismo contigo y con Cristo Eucaristía, que teniendo oportunidad y no estando impedido, nunca te confiesas con un sacerdote, nunca vas a Misa y nunca comulgas. Lo que sucede es que rechazas, que te niegas la oportunidad de probar el banquete más delicioso que jamás hayas probado. Y ÉL se siente triste, porque tu, ejerciendo tu libertad, lo rechazas, y porque siendo todopoderoso; con todo el poder de su amor y su misericordia, te respeta y no te obliga a cambiar tu opinión.
Ya no vendrá Cristo, no vendrá porque ya está aquí, frente a ti, tocando a la puerta de tu corazón. Por favor, esta ves no, no lo rechaces, antes bien, líbralo de su prisión.