Mensaje de Domingo de Ramos o de LA PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO 28.03.2021
Antífona: Hosanna al Hijo de David. Bendito el que viene en nombre del Señor, el Rey de Israel. Hosanna en el cielo.
Como todos los misterios que para bien y salvación nuestra, ha proclamado nuestra Santa Iglesia Católica como DE FE. Este de LA PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO es de CONTEMPLACIÓN, es decir, contemplar la acción. Empero, con la novedad de que ahora también tu te integres a la muchedumbre para traerla la acción al "aquí y ahora", y te dispongas a mirarte escena en tu pensamiento, así como si fuera un audio o una lectura. (Esto aplica si lees a reflexión antes de asistir a esta Misa dominical o también puedes hacer este ejercicio en casa, viviendo esta lectura en familia).
(Aclarando amanece; No fumé, ni tomé nada eh!, pero sígueme en el viaje).
Jesús: el día que multiplicaste los panes y los peces, comí más que hasta saciarme. Hoy lo comparo con La semana Santa que pase junto con mi hermano en compañía de mis abuelos paternos. Ese día quise proclamarte mi Rey, mi Señor, pero de pronto te desapareciste y te fuiste al mote a orar.
Jesús: yo mismo ví cuando resucitaste a Lázaro, fue algo extraordinario que jamás imaginé, algo fuera de este mundo. Como cuando mi papá, enfermo de cáncer de próstata, fue internado en el IMSS en GDL. para ser operado; Él iba por 4 o 5 días, le hicieron esa operación y cuatro más en un término de 21 días. Después de muchas dificultades se movió tu mano poderosa y mi papá. inexplicablemente para los médicos, la libró y fue dado de alta y mi mamá, mujer diabética, que no se separó de mi papá durante todo este tiempo, que no tomó el medicamento indicado, que no descansó adecuadamente, que se comió a sus horas, salió bien del azúcar algo que yo mismo ví. Ese fue otro día que quise proclamarte mi Rey, mi Señor, pero de pronto te desapareciste, que porque no era tu tiempo.
Empero, ahora que lo pienso mejor, tengo cosas que reclamarte Jesús, porque finalmente, "haiga sido como haiga sido": mi papá murió y eso me dolió, a mi me metieron al botiquín durante 10 días, perdí la oportunidad de tener un buen empleo y ganar muy bien, qué susto pasé cuando hace 2 días desapareció mi sobrina y después la encontraron. Creo que sería mejor gritar: "¡Crucifícalo!", "¡Crucifícalo!".
(Podrías tu hacer este ejercicio considerando 2 o 3 hechos de tu vida para proclamarle tu Rey, tu Señor y otros 2 o 3 para crucificarlo)
Ahora pregúntate:
PRIMERA: ¿Porqué lo aclamas?
Porque quieres un rey a tu medida, que te quite tus problemas. Hoy domingo de ramos, quiero proclamarte; mi Rey, mi Señor, y tu, contrariamente a la veces anteriores, sí aceptas, y, a mi me conviene porque entonces tu vas a cumplir mis deseos. Te pediré sanación y me sanarás, te pediré comodidad y fortuna y me lo concederás, etc. Por esto, con una palma grande, en la palma de mi mano grito: "¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor, el rey de Israel! (Jn. 12, 13).
SEGUNDA: ¿Porqué después lo rechazas?
Es verdad que Cristo te quita problemas, pero también te trae otros. Porque Dios es bueno, pero también en justo; Te quita muchas cosas para librarte de idolatrías del placer, del poder y del tener; para que vivas atento y no dejes de cargar tu cruz. Para que pongas los pies sobre la tierra y no te sientas la "divina garza envuelta en huevo". Porque "Dios no le da alas a los alacranes".
TERCERA: ¿Qué nos enseña esto?
Bueno, a Cristo no lo anima tu gran palma en la palma de tu mano, gritando consignas a su favor para proclamarle tu Rey, esta palma que ahora es y mañana muere y ya no es, así como tu decisión de proclamarle tu Rey.
Tampoco lo desanima que digas: "¡Crucifícalo!", "¡Crucifícalo!". Cristo no ve tu gran palma, ve tu corazón, y desea entrar en él, pero como no puede co-habitar con el pecado, primero debe librarte de todos los que tienes.
Ahora mira al soldado que dijo: "verdaderamente este era Hijo de Dios", porque el ya conocía todo esto, porque él estaba acostumbrado a ejecutar crucifixiones, porque sabía que todos maldecían a las autoridades y soldados romanos por estas ejecuciones, se acusaban mutuamente y discutían entre los crucificados. Pero Cristo no; lo golpearon y se quedó callado, lo flagelaron y se quedó callado, le pusieron una corona de espinas y se quedó callado, los hicieron cargar una cruz y se quedó callado, lo crucificaron y se quedó callado, ni tu ni yo lo defendimos y se quedó callado. Él derrochó amor hasta quedar colgado de la cruz pidiendo al Padre "perdónalos porque no saben lo que hacen". Éste soldado vio también el amor de Cristo a su Santa Madre la Virgen María entregándola a Juan, su discípulo amado, y ahora a nosotros como Madre adoptiva; que cuida, que protege. Por eso lo dijo.
Oro por tí, para que en esta semana Santa mantengas alerta tus sentidos y recibas el gran derroche de amor que Cristo quiere regalarte. Que el agua y la sangre derramada por "Aquel que pende de la cruz" purifiquen tu vida, perdonen tus pecados y llenen de Gracia tu cuerpo y espíritu. Que la Santísima Virgen María te acompañe y camine contigo para que no te distraigan las cosas que no valen la pena, de las que sí la valen y, que San José, el "Redemptoris Custos" o "Custodio del Redentor" nos anime a hablar menos y actuar más en el cumplimiento de la voluntad de Dios. Amén.