miércoles, 1 de diciembre de 2021

Miércoles I de adviento: La Sanación física y espiritual

ADVENITUS REDEMPTORIS. "y EL VERBO de hizo carne y habitó entre nosotros..." Jn 1, 14. 

Miércoles I de adviento: "La Sanación física y espiritual"

Del santo Evangelio según san Mateo: 15, 29-37

En el evangelio de hoy le llevan a Jesús a muchos enfermos y él los sana a todos, y termina el pueblo glorificando a Dios por estos milagros recibidos. Pero esto no termina aquí, Cristo sigue preocupado, siente compasión por ellos porque no han comido y llevan tres días con él. Entonces toma la iniciativa e involucra a sus discípulos, estos le dicen que solo hay 7 panes y algunos pescados. Cristo ordena a la gente sentarse en el suelo, bendice los panes, los reparte, todos quedan saciados y hasta sobra.  

Aquí descubrimos dos características de Dios:

  1. Dios puede sanar nuestras dolencias físicas y espirituales, es decir, restablecer aquello que fue dañado por el mal. Curar es sanar el mal.
  2. Dios alimenta, es decir, pone en nuestros corazones el bien que solo Él puede traer.

Y en el análisis de todo esto, lo complicado comienza cuando debemos reconocer ante Dios nuestras enfermedades para ser curados y nuestra hambre para ser alimentados. Porque para lograrlo, debemos cumplir con tres características:

  • Humildad: Reconoce que necesitas ser sanado, porque cuando estas en pecado, lo más fácil es justificarlo: "esto no es pecado", "todo mundo lo hace", etc, al justificar tus pecados, estas como en una especie de ceguera.
  • Pausa-Retiro: Interiorizar, entra en lo profundo de ti mismo para que encuentres tus heridas, tus llagas y reconoce tu ambre.
  • Sinceridad: Fuera mascaras de "soy muy feliz", "no hay problema", "yo solo puedo con el paquete", "este es solo mi problema". Esto nos llega a la cabeza muchas veces, a través de esos libros, audios o videos de superación personal, sincérate ya, hay cosas que no puedes ni podrás hacer y menos tu solo. 

En este tiempo de Adviento Cristo nos invita a ti y a mi a soltar ese orgullo y a reconocer que estamos enfermos y necesitamos ser curados y que tenemos hambre y necesitamos al Pan de la Vida. Estemos atentos a su Palabra, es decir, atentos al verbo de Dios, que es Dios y es la Palabra de Dios.

Antífona: El Señor vendrá con gran poder e iluminará los ojos de sus siervos.

Oración Salve Regina en latín:

“Salve, Regina, Mater misericordiae.
Vita, dulcedo et spes nostra, salve.
Ad te clamamus exsules filii Hevae.
Ad te suspiramus gementes 
et flentes in hac lacrimarum valle.
Eia, ergo, advocata nostra, 
illos tuos misericordes oculos 
ad nos converte; et Iesum, 
benedictum fructum ventris tui, 
nobis post hoc exsilium ostende.
O clemens, O pia, O dulcis Virgo Maria.
Ora pro nobis, Sancta Dei Genitrix.
Ut digni efficiamur promissionibus Christi. 
Amen.”



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