sábado, 4 de diciembre de 2021

Sábado I de adviento: La compasión de Dios

ADVENITUS REDEMPTORIS. "y EL VERBO de hizo carne y habitó entre nosotros..." Jn 1, 14.  

Sábado I de adviento: La compasión de Dios.

Del santo Evangelio según san Mateo: 9, 35-10, 1. 6-8

El evangelio de hoy nos muestra un Cristo misionero que predica el reino de Dios a toda persona, pero que también los cura de todas sus dolencias y enfermedades, porque al verlos se compadece de ellos, pero sus fuerzas humanas no alcanzan para tanta gente, dice:  "La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos"  y entonces llama a sus Discípulos y los envía, y les das potestad para expulsar demonios y curar toda clase de enfermedades.

La palabra clave a practicar en este Adviento es: "compadecer", es decir: "padecer con", es decir: "ponerse en los pies del prójimo", ahora bien. ¡Qué grande es la compasión de Dios! y ¿qué hay de la nuestra?, ¿cómo entendemos, pero sobre todo qué tan compasivos somos?

Aquí hay un problema, porque hay pasajes en del evangelio que son muy bonitos; La parábola del "hijo pródigo", la samaritana, las parábolas y su comparación con el reino de Dios, pero hay otros, como este, en el que Cristo, así como manda a sus discípulos nos manda a nosotros, sobre todo a SER COMPASIVOS, y ¡Qué trabajo nos cuesta ser compasivos a su nivel de compasión!

Porque, cuántas veces vemos un homosexual o una lesbiana y así sin más los discriminamos, nos creemos dueños del templo, queremos impedir que participen y muchas veces, impedirles la entrada, nos ponemos duros con ellos porque la Biblia y el catecismo dicen que están en pecado, y eso es cierto, pero ¿dónde esta tu compasión?, ¿conoces sus problemas?, ¿sabes si están dando la batalla por salir de eso?, ¿al menos has rezado por ellos?. ¿Porqué prejuzgarlos? ¿no sabes que ellos tal vez acostumbran hacer la obras de caridad que tu, tal vez no practicas ni con tu familia?

El caso de un alcohólico y un drogadicto, que reconocen su pecado, que no lo justifican, que han dado la batalla y que no han podido vencer su vicio. Yo conozco a un enfermo así; nunca ha faltado a su trabajo, a nadie le falta al respeto. Yo mismo, muchas veces he llegado tarde a mi trabajo.

Para tener compasión o al menos imitar un poco la de Dios, es importante queridos hermanos, que separemos el pecado del pecador.

Al pecado no justificarlo y llamarle como es: pecado, porque "Dios no a dado a nadie permiso de pecar" Sir. 15, 20. Ahora bien, toda persona, por más pecador que sea, tiene el mismo derecho a la misma misericordia de Dios, así como tu y como yo. ¿O crees acaso que las personas a las que curó Cristo y después sus discípulos estaban libres de pecado?, por supuesto que no y sin embargo, en el evangelio no se sabe de nadie al que se le haya negado algún milagro.

Ahora matizamos para no confundir, si una persona es encontrada culpable de un delito, que pague por ese delito, pero no somos nadie para impedir que se arrepienta y se acerque a recibir la misericordia de Dios.

Oración a la Virgen María:
Acordaos, oh piadosísima Virgen María, 
que jamas se oyó decir, 
que ninguno de cuantos 
han acudido a vuestra protección, 
implorando vuestro auxilio y 
reclamando vuestro socorro, 
haya sido jamas abandonado de vos.

Animado por esta confianza, a vos acudo, 
oh Madre, Virgen de las vírgenes, 
y gimiendo bajo el peso de mis pecados 
me animo a comparecer ante vos.

Madre de Dios, no desechéis mis suplicas, 
antes bien, escuchadlas y 
aceptadlas benignamente.

Amen.

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