Cuaresma: "Iesu, mitis et humilis corde, fac cor meum sicut tuum". "Jesús, manso y humilde de corazón. haz mi corazón semejante al tuyo" Mt. 11, 29.
Viernes II cuaresma: "Cuando vuelva el dueño del viñedo..."
Del santo Evangelio según san Mateo: 21, 33-43. 45-46
La parábola o enseñanza de los administradores de la viña que se adueñaron de ella ilegalmente contesta la pregunta: ¿Por qué nos estamos acostumbrando a vivir sin Dios?
Un mal administrador -el Presidente Ruso- sediento de dinero, de poder y no contento con su viña, provoca una guerra contra otra viña -Ucrania-, no le importa matar a mucha gente, con tal de lograr su cometido perverso. Por otra parte, varios países, pero sobre todo uno -USA- otro mal administrador, genera mucho dinero por la venta legal e ilegal de armas, se presenta como un "mediador de la paz" aun que no deja de apuntar con sus armas al "enemigo". Total; administradores que van abuso sobre abuso, generando una escalada de odio.
En México, hay un mal administrador -El Presidente- que se presenta como el humilde, el honesto, el buena onda. Pero permite el abuso, la injusticia, la corrupción y la violencia por parte de su gabinete, familiares, aliados del congreso y poder judicial. Que a cambio de una dádiva llamada "pensión del bienestar" de unos pocos pesos, ha quitado medicinas y atención médica, guarderías, apoyos deportivos, becas para estudios e investigación, centros de atención a mujeres víctimas de violencia, construcción de aeropuerto, tren maya y refinerías, etc. Por el contrario, odio para los que lo criticamos, como hemos criticado a todos.
Esto también a permeado en nuestra Iglesia Católica, desde algunos obispos, sacerdotes, religiosos/religiosas, y laicos que abusando de su pequeño o gran poder, han llegado a ser malos administradores, que se han atribuido facultades que no les corresponden, han permitido y recibido beneficios ilegales.
Aquí nadie nos escapamos, nosotros podemos ser o haber sido administradores abusivos, el que aprovecha de sus conocimientos para estafar a otro, el policía corrupto, el padre o la madre de familia que abusa de ser cabeza de su familia, el hijo que abusa de sus padres porque que le pagan los estudios y ni estudia, El papá que permite a su hijo ser violento y decir groserías en lugar de corregirlo, etc.
En cualquiera de estos casos, equivale a decir: "Éste es el heredero. Vamos a matarlo y nos quedaremos con su herencia"
¿Qué nos dice Dios al respecto? "Todo el que aborrece a su hermano es homicida, y vosotros sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él. (1Jn. 3,15), y podríamos reclamarle: ¿Cómo así que si no amo al prójimo, llegaré a matarlo? esto está muy exagerado, peor no es así: conclusión:
- El que no ama, termina odiando. Porque si no lo amas, solo lo utilizas a tu conveniencia, te aprovechas de su ignorancia y cuando te estorba lo desechas, lo aborreces y lo odias.
- El que odia, termina matando. Porque lo ves como amenaza para tu puesto, para tus planes, y lo matas a través de la calumnia, de la mentira, o literalmente, como en el aborto, por esto el movimiento abortista termina en odio porque (otros, también llenos de odio) ya les dieron permiso para matar.
- El que mata, termina destruyéndose. Como Judas Iscariote, como Caín. Por decisión propia negados a la misericordia y a la trascendencia ofrecida por Dios, El Padre BUENO.
El Juan nos presenta la solución, pero en el evangelio: "Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros". Sí, es difícil amar a todos los prójimos y más aun, cuando ese prójimo, nos ha dañado profundamente, que está muy lejos de portarse como Hijo de Dios. Ofrece a Dios tus daños, busca tú sanar y terminar perdonando, que Dios, a su tiempo, hará justicia.
Por todo esto y confundidos por el caos que se ha generado, dejamos esto en manos de Cristo, Nuestro Señor, pedimos conversión para nosotros mismos y todos los pecadores, y justicia para las víctimas. Que la Madre de Dios, consuelo de los afligidos: dirija nuestro corazón canzado al encuentro con Cristo, aliente nuestra fe, renueve nuestra esperanza y nos mantenga abiertos a la caridad. Amén.